1.06.2012

Nunca







Es agotamiento. Siempre pienso que es agotamiento cuando me siento así, cuando tantos pensamientos se me atragantan en la mente y trato de sacar todo todo todo el valor que tengo en mis adentros para no desbordarme en cuestionarte, en cuestionar por qué. Creo que ése fue un hábito que me dejaste claro desde mucho más pequeña "no cuestionar -por qué- sino -para qué-", por éso con un poco de vergüenza trato de acallarme los cuestionamientos, me siento obligada a enfrentarlo con entereza como si me hubieras insertado un corrector de postura en la espina dorsal de mis pensamientos. La cosa es que en ésa formación nunca aprendí muy bien a cómo dejar de ser tan testaruda y voluntariosa, me atraganto con lo que no alcanzo a conseguir y soy de las personas que así sea de a poquitos no descansa hasta des atragantarse.

Estos días han sido diferentes. Te escribo desde el silencio, como algún preso escribiría desde la prisión que ha convertido su mansión, esta es la primera vez que trato de contactarte en tal vez un año, pero en mi corazón siento que estamos a lustros de distancia, porque aún si el tiempo no fuere una medida de espacio, tenemos claro que se necesita la maravillosa unión de espacio y tiempo para poder encontrarnos. Te decía que me siento a lustros de distancia porque podrías estar ahora mismo a mi lado (a veces estoy convencida de que es así) pero es como si yo estuviera viviendo en otro tiempo en el que no estabas acá, no te encuentro, no te encuentro así me parta el cerebro en hacerlo. Súmale que los eventos recientes, claro, han sido un gran impedimento en esta tarea.

Estoy cansada de rodeos. La columna vertebral de mis pensamientos está cediendo... y tengo por primera vez en mucho tiempo una lista de cuestionamientos que ya no quiero callarme: ¿Por qué? Nunca sentí como ésos días que me enseñaras tanto a perder ¿Por qué me tenías que hacer perder?


En la moraleja de enseñar con sangre, ganaste el premio mayor. Y ya me siento bastante del otro lado del río. Ya puedo hablar del tema en esta mescolanza de pasado-presente que da un respiro. Ya aprendí. Incluso ya no importa ¿Sabes? Al final te agradezco, con el corazón remendado, con lágrimas en los ojos y con una sonrisa gigante. Te lo agradezco. Me hiciste grande, me hinchaste el corazón. Gracias a tanta mierda aprendí a agradecerla. Pero también el dolor me enseñó a no quedarme callada de ésa forma nunca más y espero que te olvides si quieres tratarme de hacer no volver a cuestionar ¿Por qué?

Ahora así, con todo esto que me convertiste, tráeme de nuevo a tu lado.
Tráeme a tu lado, te reto, quiero ver si después de tanto, puedes llevarme o traerme.


Mataste el verbo con saliva
con tu lenguaje natural
creo que aun hay esperanza
y por eso me voy a rasurar
todas las penas de una vez

Un vuelo en llamas
bautizo lumino
recargo los magnetos del amor
y abro mis alas
sin más superstición
que la que me llevó a abandonar