Ahí adentro estás con tu sombra, aún así sientes que ni ella te acompaña. Esa soledad te da la oportunidad de desmoronarte, dejarte vencer, besar el suelo con el dolor de tus labios, estremercerte por el dolor de tu alma... dejarlos salir y tomar forma para que te acomapañen como ánimas en tu velorio. Te incorporas rápido porque sabes que tus ánimas te están guiando a un lugar insoportable. Te paras y una vez superado el mareo de la rapidez de tus movimientos, te lanzas a buscar tu cajita musical en el escondite, la abres y encuentras tu solución brillante y algunas sustancias para ayudar a dejar el menor rastro posible de tus actos en tu cuerpo.
Cierras los ojos, respiras y sostienes ese último respiro para dirigirte al limbo de tu dolor, tomas fuerza, presionas contra tus brazos, pero sientes que esos al final no son tus brazos, esa no es tu mano, ese no es tu mundo, ese no es tu dolor... sí... la adrenalina te transporta... te lleva... con los ojos cerrados puedes sentir que sale un humo negro de tus heridas: liberación.... estás en un lugar donde no sientes nada mas que ese hermoso frío consumiéndote, te sientes medio muerto, sientes alivio, sabes que solo eso te lo puede dar eso. Nada se le parece. Solo las mentiras llegan a ser tan magnificas.
De hecho es una mentira, a decir verdad cuando abres los ojos tu cerebro se inunda de nuevo con adrenalina al ver que esta vez llegaste demasiado profundo, esta vez descubres cómo se ve tu piel por dentro y la inundación roja te estremece.
Los pensamientos te caen como avalanchas: Por qué nadie te escuchó antes?. Por qué tuviste que llegar a esto?. Es como un luto, es como el dolor en sí, un oleaje violento que te golpea cada vez que te encuentra y te manda a la otra esquina del mundo. Es demasiado. Te estremece, sientes que te caes aunque estes pegado al suelo, sientes que te quemas aunque en realdiad estes temblando del frío, sientes que el mundo te aplasta y te arrincona aunque estés en un lugar desértico. Todo te pesa, todo te aplasta, el aire se hace denso, tus lágrimas parecen de cianuro... es un infierno, estás en una mundo mostruoso. Es intolerable. Crees que la solución está en hacerlo de nuevo, como quien reabre la puerta de la nevera para refrescarse en su contenido... y lo haces de nuevo y otra vez y otra y otra... pero ya no pasa nada, la nevera no está enfriando, sólo empeora todo cuando no podría empeorar.
Te vences. te duermes. te caes. te partes. te dejas. casi que te mueres. Aún con los ojos abiertos no vez nada, estás ciego, uan ceguera escarlata... vencido, humillado. Cansado es eso: realmente estás exausto. Para ese momento la parte encargada de tu imagén en tu cerebro, entra cual manager a salvar de la borrachera de su estrella, entonces es como si pensaras: "es tiempo de control de daños" , coges papel, limpias el desorden. Una venda para taparte. Haces un plan en tu mente de cómo vas a tratarte durante la semana que se demore en curar y mientras te miras en el espejo secas la última lágrima de cianuro que se hospedó en tu cara.
Sales, miras a todos como si nada hubiera pasado , te lavas la cara pensando que en realidad necesitas un baño. Tomas un baño pensando que en reañidad necesitas agua helada. Complaces tus caprichos como si eso te ayudara en algo. Mientras sabes con claridad que lo que necesitas es un baño de esperanza, un baño de amor, un baño de consuelo, un baño de atencion, un manatial de paz, necesitas nutrientes para tu alma, necesitas que tu corazon lata más fuerte, necesitas aferrarte a la alegría que te da la vida por solo estar vivio, necesitas cerrar la cajita musical para siempre, necesitas cerrar los ciclos. Sellar ese mundo, sellar tu pasado.
Algún día verán tus cicatrices con respeto, algún día te darán espacio para contar tu historia y repararte con su escucha, algún día tendrás voz. Solo debes saber que en ese día no tendrás tiempo nisiquiera para arrepentimiento, la profundidad de tu mirada cauterizará todas las dudas, la misticidad de tu alma te enviará a un mundo de calma... Para ese día: da amor, da fé, da esperanza, da redención, da de tí, sé el suero atifiodíco de la sociedad que te rodea.
Un momento para nacer,
y un momento para morir.
Un momento para plantar,
y un momento para arrancar lo plantado.
Un momento para matar,
y un momento para curar.
Un momento para destruir,
y un momento para construir.
y un momento para reir.
Un momento para estar de luto,
y un momento para estar de fiesta.
Un momento para esparcir piedras,
y un momento para recogerlas
Un momento para abrazarse,
y un momento para seprarse.
Un momento para intentar,
y un momento para desistir.
Un momento para guardar,
y un momento para tirar.
Un momento para rasgar,
y un momento para coser.
Un momento para callar,
y un momento para hablar.
Un momento para el amor,
y un momento para el odio.
Un momento para la guerra,
y un momento para la paz.