3.25.2010

Cigarrillos de Canela. (crónicas de quien padece pulsión de muerte)

- Fumas?
-...
"No tengo tiempo.
Tengo tantas cosas que hacer! y no tengo tiempo. No tengo tiempo para pensar. No tengo tiempo para romperme, no quiero romperme... estoy bien. ¿Por qué tengo que romperme?
Pero de pronto me asaltan estos pensamientos. De repente la realidad se quiebra y justo cuando estaba a punto de llorar de la risa... salto a la tristeza.
Odio por amar y amo por odiar.
<<Estas rota, estas asustada, estas hueca, estas viciada... duerme -véncete->> me dice.
Y yo confundida, cansada, sólo hago esfuerzos sobrenaturales por seguir en mi no-tiempo, en mi no-espacio. Seguir en mi no-escucharle.
Sigo en mis ganas de vivir a la fuerza, agotando cada recurso, cada humo, cada luz, cada sonido, cada sabor, cada grado de frío que me pone la piel de gallina y me hace gritar por un abrigo. Cada aproximación al vacío.
Camino por ahí, con ganas de galopar, de olvidar... ganas de que pasen años y un día volver y decir simplemente "volví" y todo siga tan feliz como antes, como tal vez está ahora.
Luego imagino a donde podría ir y me doy cuenta de que no hay lugar, no hay destino... sólo estas metas sin puerto que anhelo mas que la vida misma.

Sorteo los obstáculos de la vida con una facilidad increíble y de momento noto que no me importa nada, vivo pensando que la vida es prestada (o que yo regalé la mía) y por eso tengo este aire poético de ímpetu y armonía.
Remo en este mar de gente, remo lejos... lejos de lo único que me amarra, lejos de lo único a lo que deseo volver.

Lo inteno. Esa es la verdad: Lo intento.
Lo intento y con intentar hasta desgastarme tanto, va suficiente por ahora...
Si un día, sólo por un momento, quiero morirme un ratico, déjame... porque puedes tener la seguridad de que el resto de tiempo he intentado.
Es sólo que aveces me rindo, sólo que aveces me quiebro.

Y hoy antes de que dijeras todas ésas cosas. Quise morir de nuevo, quise nacer de nuevo."

-...?
- No...
- Bien.
-...
"Ignóralo. I was scared, I was scared Tired and underprepared. Et je saigne encore, je souris à la mort
Tout ce rouge sur mon corps Je te blesse dans un dernier effort "



P.D a: De la serie: Yo estudio psicoanálisis.
P.D b: De la serie: Yo leí La Vida Feliz de un Joven Llamado Esteban.
P.D c: De la serie: Yo conocí a Federico.


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3.09.2010

Give one cuz one is best, Give me strength, reserve control ...

No puedo explicar lo que se siente, tal vez sólo alguien que lo haya vivido pueda sentirse un poco identificado con lo que voy a escribir, pero cuando estás en medio de Esta canción perfecta sientes un ruego desde tu interior...
quieres que el mundo exterior se desaparezca, que todo se vaya,
quieres bajar en ésas notas que hacen vibrar cada rincón del lugar donde estás,
quieres elevarte en las luces y viajar entre la atmósfera,
quieres desaparecerte en medio de una canción que deseas eterna,
quieres llorar y lloras desde adentro pero sin lágrimas,
quieres gritar y gritas sabiendo que eres un Alma más gritando en ése espacio,
quieres bailar y te vale culo si el de atrás cree que estás fumado,
quieres mirar al cielo y estamparte allá arriba ...que la música te eleve,
quieres olvidar el resto porque ahora sólo te importa la omnipresencia de ésa canción,
el poder de ésa voz, la vibración de ése bajo, la energía de ésa guitarra,
el sentimiento desgarrador de ése piano
y por último cada golpe de la batería que te hace soñar con chocarte contra las notas con la misma fuerza.

Todo es rápido, sientes que el momento se te desvanece -fugaz- en las manos, tratas de abrir campo en tu mente para recordar tanto como puedas de lo que estás viviendo, nunca puedes abrir o cerrar los ojos lo suficiente, nunca encuentras el botón que lo detenga todo y te deje hospedado en ésa canción.

Coldplay me arrolló. Actualmente tengo como 6 borradores de entradas guardadas, todas diciendo un millón de cosas del concierto... podría escribir hojas y hojas de cada canción, pero sólo les digo que hay algo en la música que es sagrado y ellos con su música me conectaron con el infinito.
Sé que suena a fanatismo y no me podría importar menos. Amé cada nota de ése concierto y amo cada nota de muchas de sus canciones.
Me hacen sentir y renacer, llorar y consolarme. Son grandes... Coldplay me arrolló.

Lo reto a escuchar toda esta canción a todo volumen, hacer bailes con saltos (no importa si son tontos) y desahogar todo lo que tengan... toda la alegría y toda la tristeza... todo lo que sea que una va recogiendo del mar de mierda en el que se acostumbra a vivir tantas veces.
Yo siento que lo hice y atravesé de muchas formas mi río de mierda.

No les miento, Coldplay... su música... me arrolló.

3.01.2010

Muerte no seas mujer -Gonzalo Arango-

Estás dormida a dos metros de mí.

En lugar de escribir me pongo a mirarte.

¡No hay nada que decir!

El silencio de una rosa en la noche da más testimonio de Dios que la teología, y tal vez tenga el secreto que la belleza de la palabra no puede nombrar.

Entonces me callo y te contemplo porque toda sabiduría es callada, y el éxtasis es superior al conocimiento. Y a lo mejor es verdad que la vida no es sino un cuento narrado por un idiota, como dijo Shakespeare.

Dudo ahora que exista una belleza superior a verte ahí, como una tentación, con los ojos cerrados, olvidando el mundo y olvidada de él, siendo yo el único ser y tu único testigo ante la vida y el tiempo.

Tu sueño te aleja de mí, pero yo te poseo más plenamente. No estás en mis brazos, pero tampoco estás en el tiempo, y es en ese rincón de la eternidad donde me reúno contigo, en una esencia tan total que nada puede separarnos: ni la pasión, ni los días, ni el recuerdo, ni el nocturno canto del búho, ni el horrible despertador de las 5 de la mañana.

Aunque quise despertarte para sentir la voluptuosidad de tus besos, de tus uñas que me confunden con una guitarra, ese placer insólito de ver animarse por el ardor de tu cuerpo toda mi materia espiritual adormecida por el razonamiento, elegí tu respiración inocente que te unía más a mí que las palabras, tus viles palabras que nos hablan del paso a la vida, y de que todo tiene un comienzo y un fin.

Entonces te abandoné para que al menos en tu corto sueño nunca te separes de mí, y así poder disfrutar por un momento esa imagen imposible y anhelada del amor eterno.

Te miro y me lleno de piedad porque vas a morir, y no soy Dios para impedirlo.

Enciendo un cigarrillo y medito si hay justificación de vivir. Estás viva, es la única razón, y si mi amor tiene una esencia se reduce al deseo de hacerte inmortal , y a la desesperación de este deseo.

¡Qué silencio tan puro!

Te quiero recordar, mientras duermes, que no olvides este mundo. Mas allá de tu sueño está la noche con sus pilas de estrellas, algunos grillos que cantan y el canto turbador del búho.

A veces me gusta imaginar este búho como un espíritu santo que baja del cielo a no dejar hundir el universo en las tinieblas, y a sostener con su canto la presencia infinita de la vida, mientras los hombres duermen, olvidan o se cansan de vivir.

Nada más que la noche, amor mío, y yo en ella, infinitamente grande para mí, tan espléndida para bendecirla o cantar yo solo su fastuosa belleza, el viento encima y la tierra debajo y la oscuridad en todas partes. La relativa luz de las estrellas agregando otro enigma a su insondable misterio, los soles negros y el canto de la rana en la piedra del lago con sus ojazos desmesuradamente abiertos al terror.

De pronto tengo la sensación angustiosa de que estoy perdido entre estas presencias fantásticas, los vastos territorios del cielo, el negro silencio nocturno, la rara melodía del grillo, el ganso en su aullido, el solemne reposo de todo lo viviente… Y miedo de mi vida algo fugitiva entre estas cosas menos importantes que yo, pero más imperecederas.

Entonces todo me parece absurdo, efímero, acosado por la muerte, y corro a despertarme para gozar en ti el minuto de vida que me queda, sentir el roce de tu piel, bañarte con el sudor del verano, sofocar el silencio y la quietud, y decirte que toda la ilusión de mañana es este instante en tus brazos a la orilla de la dicha.

Si ahora desaparecieras todo quedaría vacío. Con tu sueño las cosas de nuestro alrededor se han sumido en la indiferencia, pero no han muerto . Solamente se callaron para no despertarte.

Yo también temo deslizar esta pluma sobre el papel para escribir que te amo. Pero, ¿qué necesidad de decirlo si toda la alegría y la paz del mundo me vienen de tu sueño? Y como todo lo has olvidado, también a mí que muero en tu sueño, me dejas en la más pura libertad de amarte, con una libertad tan absoluta y sin peligro que no pueden distraer tu pensamiento, ni los deleites animales, ni el pito del tren, ni el brillo de la luna, ni el dolor del mundo, ni mucho menos el poderoso y ardiente amor que te crucificó en la adolescencia.

Te quiero así, en esta soledad de los dos, unidos por el deseo y el miedo, presos en esta dulce sensación de eternidad, en la que sueñas y olvidas, y apenas te queda memoria para lo que no debe morir.

Y prefiero tu olvido absoluto porque el recuerdo quiere decir que permites al tiempo abrir tumbas en nuestro amor.

Quédate donde estás, en el puro equilibrio de la noche y el día, en la nada de tu sueño feliz que es la otra cara del cielo, ese cielo invisible a todos, menos a mí.

Ese cielo, en fin, ombligo o taberna para la embriaguez de los dioses que fueron condenados a la desesperación, cruz de tu carne donde me purifico, me santifico, me emborracho de amor para alcanzar el exilio de la pobre mente humana, y donde al perderme me salvo por una rara sensación de locura divina.

No tengo otro argumento para despertarte, amor mío, y no sé si debo separarte de esta nueva dimensión de tu amor en que eres mía más allá de la muerte.



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