4.06.2009

Volare...

"Somos prisioneros del círculo. Uno cree haberse evadido del tenaz acero y camina, suelto al fin, un poco extraño en su albedrío, y siente que lo hace como en el aire. Le falta un asidero, el suelo de todos los días. Y el asidero es, de nuevo, la clausura." El Círculo - Oscar Cerruto



Tengo un corrientazo en el cuerpo extraño justo ahora, una esperanza y unas ganas de que todo esté bien que me revuelve el estómago y me emociona mucho... algo bueno sin duda alguna, muy fugaz, pero muy hermoso.
Me gustaría cerrar los ojos, no racionalizarlo... cantar una canción y dejarme llevar por las conexiones nerviosas de mi cuerpo que hacen al palpitar de mi corazón insignificante.
Somos maravillosos... no necesito de ningún psicoactivo para activarme así y afirmarlo con tranquilidad y emoción. Somos hermosos. Como seres, complejos, tan frágiles y tan vulnerables a impulsos. Somos como ésas fuentes de agua que danzan... un desorden sincronizado y muy hermoso.
No obstante somos humanos y aún estando sentada y sintiéndome y analizándome antes que nadie, no puedo decir qué carajos podrá significar eso de ser humanos... no lo sé y no sé hasta qué punto alguien puede definirnos con completa claridad.
Una de mis teorías es que además de ser bióticos y racionales, lo que nos hace humanos es la gravedad.
A partir de cierta edad y con el desarrollo de ciertas facultades: Somos graves. Graves en todo sentido... desde nuestra voz relativamente gutural comparada con otros sonidos, hasta nuestros pensamientos, pasando sobre todo por nuestros pies, usualmente pegados al suelo.
Llego a pensar que la gravedad es nuestro hábito-circular-no-vital más antiguo.


Estoy agradecida con el suelo, estoy agradecida con la gravedad... de no haberlos tenido, sé que muchas cosas me hubieran salido más al revés de lo que suelo sentir que me salen. Pero por ahora no quiero ser grave, no quiero estar más pegada al suelo. No me importa trastabillar en mi vuelo, hoy necesito sostener mi peso en el aire con la fragilidad de mis alas.
Necesito jugar a que no tengo pasado, liberarme de los esqueletos del clóset, limpiar las telarañas de muchas de mis ideas, ignorar el daño que hice y se me devolvió en cierto momento, sanarme con sales que sólo están condensadas en las nubes tan altas y lejos del suelo.
Quiero creer, porque me gusta creer, porque me revitaliza y preciso estar revitalizada para ayudar a revitalizar a los que están en mi alrededor. Pero para revitalizarme necesito alejarme del suelo... tal vez para ver todo desde arriba.


No estamos condicionados por escrituras, no todo está escrito en piedra, ni todo está descrito en la ciencia y más nos vale decidir hoy mover las alas y volar para agarrar el impulso suficiente y -tal vez mañana- poder pararnos después con firmeza en tierras movedizas, que crear terremotos con nuestro aleteo indeciso.