Oleadas. Chocas y te vas, chocas y te vas, deseraía que no chocaras más contra mí, que dejaras de atacarme...
Cada vez me siento menos quebrantable, no te niego que a veces daría lo que fuera por ese atisbo de paz que traes contigo... pero te hicieron al revés, o la vida te volteó (aú no me decido), el caso es que si la mayoría de veces despúes de la tempestad viene la calma, tu eres como esa nube negra que arrulla antes de una horrible tempestad. Así que no, definitvamente no soy tan quebrantable ya.
Sólo te digo: El día que logres que toda esa sangre mía derramada en el suelo entre de nuevo por la herida y no deje su marca respectiva... ese día, podrás dar por hecho que no recordaré ni un poco de esto. Pero no hoy, no ahora, no cuando tengo las marcas de tus herdias casi frescas a pesar del tiempo, no cuando aún veo (asi sea por reflejo) la mancha de mi sangre en el suelo...
"Un imposible para alguien imposibilitado"
* La imágen es una fotografía de mi gran amiga Isabel (click acá), les dejo el link de la página donde tiene el resto de fotografias.
*Esta entrada fue escrita vivencial, literal y sensorial-mente al reves.
2 comentarios:
ey!, de lo que escribes, a mi me pasa absolutamente al reves, mientras tenga "la sangre en el cuerpo" recordaré...
...ya vendrá un aola y se llevará el dolor.
... siempre es así.
... la sal cura.
Un abrazo.
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