3.11.2009

La generación sin cabeza.

"Si uno va en contra del collar se corta la cabeza" 13/06/008

Hace ya un buen tiempo me prometí escribir algo sobre esto ya que las palabras me defienden, me organizan, y haber escuchado esa frase me hizo sentir profundamente indignada.

Vivimos en una era muy diversa, pero muy estúpida también. Tantos mitos, tantos ecos, tantas voces y tantas imposiciones nos han hecho seres asustadizos. Ya muchos se volvieron como el elefante que de tanto luchar por liberar su pata de las cadenas, cuando le cambian las cadenas por hilos, ni lo nota ni lo vuelve a tratar.

Ser diferente o pensar diferente en un mundo de iguales no es fácil. Cada vez es más difícil ver a personas que no tengan miedo de salir de los estereotipos y saltarse la raya que le pusieron en frente. Es una batalla, sí, pero la vida no debería tratarse de batallar.

No voy contra el collar, ya no, y si alguna vez lo hice, hoy afirmo que no fue por rebeldía o vanguardia, si no por un deseo natural en mí de seguir otros caminos y buscar otras cosas, hay mucho de lo que la sociedad ha impuesto o ha creado a lo que le encuentro sentido y no me importa admitirlo, como tampoco me importa admitir que hay mucho de lo que la sociedad ha impuesto que es simplemente ricículo y rechazable para mí. Ya no voy contra el collar porque decidí ya no tenerlo, porque antes de luchar contra él y que me "cortara la cabeza" decidí quitármela yo sola. Lo digo no como un símbolo de vencimiento, sino todo lo contrario, considero que los seres bióticos somos mucho más que una cabeza regida por un collar o la usencia de el, yo como ser biótica decidí estar ya por encima de eso.

No obstante celebro la existencia de lo que quiero denominar La generación sin cabeza. Celebro entre letras la existencia de las personas que, sin importar la "anatomía clásica del ser humano", optaron por quitarse la cabeza y soltarse el collar. Celebro no sólo que existan quienes fueron contra el collar, sino también quienes ya renunciaron al concepto de cabeza que nos impusieron. Celebro que haya un buen grupo de eprsonas que encontró la forma de renunciar confundamentos a tantas imposiciones.
Si en el mundo de quien dice que se le cortaría la cabeza por ir contra el collar es tan grave tratar de hacerlo, celebro hoy infinitamente que haya seres sin miedo a la "gravedad" o a andar por ahí sin cabeza.

Yo personalmente no quiero que mi vida sea batalla tras batalla, no quiero enfrentarme a todos por ir contra todo, ni mucho menos quiero convencer a alguien que no quiere ser convencido, no quiero ser ni radical ni alternativa. Básicamente no lo quiero porque no es así como quiero construir mi vida, porque siento que el par de batllas que tenía que luchar hasta ahora ya las luché y si se vienen más las espero poder luchar con mucha calma. Quiero seguir mi naturalidad hasta donde mi naturalidad me lo pida y hasta donde pueda seguirla. No voy en contra pero tampoco voy para donde la correa me lleva... simplemente se puede decir que voy en paralélo. Un paralélo sin cabeza ya, teniendo a un lado a la parte aún magnífica de los que siguen en contra, los que se quitaron la cabeza, y al otro lado a aquellas personas que aún
no se atreven a quitar el collar de su cuello si quiera.

No I don't wanna battle from beginning to end;
I don't wanna cycle, recycle revenge;
I don't wanna follow death and all his friends.
And in the end
We lie awake, and we dream of making our escape



- Coldplay Lyrics

3 comentarios:

andrés dijo...

Yo pienso que poco a poco el ser humano ha ido involucionando, quzis ahora la estupidez se ve con mayor relevancia en la vida

Nuestra generación tiene el deber de ser diferente, aunque parece que no cambiamos mucho, o no es suficiente, serà hora de darle mas fuerza no?

Que gusto tenerte aqui de nuevo

Muchos abrazos desde esta Lima con un odioso sol


andrès

BEATRIZ dijo...

Querida Andrea,

Por alli descubrí que asi te llamas, es un hermoso nombre.

Y una agradable sorpresa entrar y ver que hay algo nuevo para deleitarnos. Un post muy interesante que me ha puesto a pensar mucho sobre el mundo ayer tan aparte y hoy tan cercano.

A mi me duele todo lo que pasa por alli a los seres humanos. Yo no me había dado cuenta del collar, a la mejor lo tengo, o quiza ya estoy descabezada pero lo que sí sé, es que aunque me desvío trato de no ir lejos de mi misma.

También yo creo que estamos en sintonía. Que bonito verdad.

Ya decía yo que tu blog se ve más místico, los colores junto con la musica invitan a reflexionar. Me gusta mucho.

Isabel dijo...

Mi querida niña-mujer de cabello color coca-cola:
hoy, por fin y por una casualidad, he podido entrar en tu pequeño rinconcito virtual de expresión, a la vez grandísimo y estupendo lugar de reflexión, humanidad, sensatez y otras muchas cosas que hace sentir y cuyos sustantivos identificadores desconozco.

Tu entrada comparte tu tristeza, pero es una tristeza sana, con ese hilo de esperanza y decidida sencillez que me hace sonreír al ver que, sí, has sufrido pero que lo asumes junto al derecho de ser como eres, para bien, para mal y para regular; de darte libertad, amor y paciencia para ello, para tomar tus decisiones, aceptar tus decisiones y tus opiniones por el simple hecho de serlas, independientemente de cuál sea la reacción del otro.

Se me antoja, sin embargo, más fácil de pensar y de llegar a esa conclusión, a ese derecho, que la realidad de llevarlo a cabo. Porque no queremos collares y los tenemos desde que nacemos. Hay collares elásticos e invisibles de los que a menudo no conocemos en años, quizás nunca según la persona.

Por otros derroteros me voy y te digo que hay quien opina que nuestra alma vuelve y vuelve múltiples veces a La Tierra, a un nuevo cuerpo, con una nueva vida, sólo para seguir aprendiendo. Incluso dicen que nosotros somos quienes elegimos nuestra familia (adoptiva o biológica), para ponernos de nuevo en situaciones ya vividas en el pasado y poder superarlas. Interesante teoría... Yo quiero creer que es absurda, pero mi cabeza se la cree un poco. Me resulta difícil aceptar que sea verdadera cuando no hago más que decirme: "yo no pedí la vida, no pedí que me trajeran".

Pero ya me fui del tema otra vez. Aquí paro.
Ojalá pueda pronto mandarte mis nuevos textos. No paran de surgirme ideas, pero no paran de surgirme mil cosas que me impiden escribirlas, y, si no, de resurgir la desgana y el desánimo, aunque parece que voy mejor.

Un abrazo, preciosísima!
No me olvido de ti. Te quiero.